Cebolla

Diferentes tipos de cebolla: amarilla, morada, blanca, verde, en rodajas o cabezas enteras

Cebolla es un ingrediente imprescindible en la mayoría de las cocinas del mundo, que aporta una base aromática a cientos de platos. Puede ser picante o dulce, suave o intensa, según la variedad y la forma de preparación. Se utiliza cruda, frita, guisada, caramelizada o asada. Se añade a carnes, pescados, verduras, salsas, sopas y ensaladas. Más sobre verduras – en la categoría verduras.

Diferentes tipos de cebolla

Cebolleta

La cebolleta es un ingrediente versátil que se utiliza con frecuencia en la cocina diaria por su sabor delicado y su aroma fresco. Combina perfectamente con verduras, huevos, cereales, quesos, pescados y carnes. La cebolleta aporta carácter a las ensaladas, equilibrio a los platos calientes y profundidad de sabor a salsas y aderezos. Gracias a su alto contenido en vitaminas y su retrogusto ligero, sigue siendo imprescindible tanto en recetas cotidianas como en preparaciones estacionales.

Cebolla

La cebolla es uno de los ingredientes básicos en la cocina, utilizada cruda, frita, asada o guisada. Forma la base de sopas, platos calientes, salsas, guisos de carne y vegetales, y también se incluye en ensaladas, marinados y aperitivos. La cebolla amarilla aporta profundidad, una nota dulce y picante, y una intensidad aromática a casi cualquier plato.

Amarilla, morada, blanca: variedades básicas

La cebolla amarilla es la más común y se usa como base universal en una gran variedad de platos. Tiene un sabor fuerte cuando está cruda, pero al cocinarse se vuelve dulce y suave. Es la que suele dorarse al inicio de la preparación de sopas, guisos o platos de carne. Se carameliza bien y crea una base aromática intensa que difícilmente puede reemplazarse con otros ingredientes. La cebolla morada tiene un sabor más suave, un color llamativo y un dulzor sutil. Se usa con frecuencia en crudo: en ensaladas, aperitivos, salsas o aderezos. Por su menor intensidad, es ideal para vinagretas, marinados y platos que requieren un matiz de cebolla sin dominar el sabor. También puede encurtirse – adquiere un color rosado brillante y es un complemento ideal para hamburguesas, sándwiches y entrantes fríos.

La cebolla blanca se caracteriza por su sabor delicado y alto contenido de jugo. Se cocina más rápido y su aroma es menos intenso. Es muy usada en la cocina mexicana y mediterránea, donde combina bien con tomate, aguacate, pimiento y legumbres. Se añade en salsas, sopas y verduras guisadas. Con frecuencia, la cebolla se combina con col, especialmente en platos guisados, empanadas o gratinados. Juntas aportan una textura suave y un sabor intenso, adecuado tanto para recetas tradicionales como modernas.

Cebolla verde, chalota, puerro: variantes delicadas y suaves

La cebolla verde son brotes tiernos con tallos delicados y un aroma suave a cebolla. Es ideal para ensaladas, aperitivos fríos, sopas, tortillas y guarniciones. A menudo se añade al final de la cocción para conservar su sabor y frescura. Combina bien con productos lácteos, huevos, quesos y hierbas, y suele usarse para decorar platos antes de servir. La chalota tiene bulbos pequeños y un aroma fino y elegante. Su sabor es más suave y dulce que el de la cebolla amarilla, por lo que es perfecta para salsas, aderezos, ensaladas delicadas o platos con mariscos. Se carameliza fácilmente, es adecuada para cocinar en mantequilla y se emplea mucho en la cocina europea.

El puerro es otra variedad de cebolla suave con sabor dulce. Sus tallos blancos y verdes se cortan y se añaden a cremas, guisos de verduras y empanadas. Es menos picante, por lo que es ideal para niños o personas que evitan sabores fuertes. Se puede freír, guisar, asar o añadir a caldos. Estos tipos de cebolla combinan muy bien con el pimiento en ensaladas, gratinados o aperitivos vegetales. Esta combinación proporciona un aroma equilibrado y una textura variada.

La cebolla en platos principales, salsas y gratinados

La cebolla es la base de muchos platos calientes. En guisos de carne o verduras aporta profundidad de sabor, siendo no solo un ingrediente, sino el pilar del plato. Se sofríe hasta volverse translúcida o dorada, lo que permite la caramelización de sus azúcares naturales y potencia su aroma. En sopas, borchs y salsas suele ser el primer ingrediente que se pone en la sartén. Se combina frecuentemente con zanahoria, ajo, tomate o especias, creando una base clásica. Se usa en arroces, albóndigas, gulash, verduras salteadas y rellenos. En platos con verduras rellenas, la cebolla se incorpora al relleno, a la salsa o a la base vegetal. Mejora la textura, el aroma y equilibra los sabores.

En gratinados, la cebolla puede desempeñar distintos roles: como base aromática, como capa intermedia o como parte del relleno. Normalmente se combina con queso, patata, carne o verduras. La cebolla previamente dorada aporta un aroma especial a los platos horneados, especialmente en recetas con huevos, nata o quesos suaves. Una combinación clásica es la cebolla con tomate – juntos forman la base de salteados, salsas, gratinados y guarniciones. Esta combinación se encuentra tanto en cocinas tradicionales como en recetas cotidianas.

La cebolla en las cocinas del mundo: versatilidad sin fronteras

La cebolla forma parte de los platos tradicionales de casi todas las cocinas del mundo. En la cocina francesa destaca la sopa de cebolla, donde el ingrediente principal es la cebolla amarilla caramelizada lentamente con caldo, vino y queso gratinado. La chalota se usa ampliamente en salsas como bordelesa o vinagreta. En la cocina griega se añade a la musaca; en la italiana – a salsas para pasta, risottos o gratinados. En la cocina caucásica, la cebolla acompaña carne, verduras o legumbres. Se corta en rodajas, se marina ligeramente y se sirve con asados o platos al horno. En la cocina de Europa del Este es la base de borsch, rollos de col, albóndigas, patés y col guisada. La cebolla frita se utiliza con frecuencia como relleno de empanadas, varenikes o crepes.

En la cocina mexicana, la cebolla blanca es esencial en salsas, tacos y sopas. Combina bien con chile, tomate, maíz y legumbres. En la cocina asiática se añade a fideos, platos wok o sopas. El puerro es popular en China, y la cebolla verde en Japón, Corea y Vietnam. La cebolla casi siempre se combina con ajo – estos dos ingredientes forman una base aromática clásica. Se usan juntos en cientos de recetas – desde sopas hasta guisos, desde ensaladas hasta salsas.

Cómo elegir, conservar y preparar la cebolla

La cebolla debe almacenarse en un lugar seco, bien ventilado y a temperatura ambiente, evitando la luz solar directa. La cebolla amarilla, blanca y morada se conservan mejor – en redes, cajas, sacos perforados o manojos. No se deben guardar en el refrigerador – la humedad favorece la germinación y el deterioro. La cebolla verde se guarda en la nevera, envuelta en papel húmedo y dentro de una bolsa. Al elegir, hay que fijarse en la firmeza del bulbo, la sequedad de la piel y la ausencia de zonas blandas o manchas. Los bulbos deben ser pesados para su tamaño. La cebolla verde debe tener tallos frescos, no marchitos, sin mucosidad ni manchas oscuras.

Antes de usarla, se pela y se corta según la receta: en aros, medias lunas, cubos o rodajas. Cuanto más fina sea la picada, más intenso será su sabor. Para un aroma suave, se debe añadir al final de la cocción; para un sabor más intenso – al principio, sofriéndola hasta dorar. La cebolla cocinada combina muy bien con berenjenas, creando una base suave y sabrosa para gratinados, salteados o guisos.